Según la última Encuesta del ENDIREH realizada por el INEGI en 2016, 34 % de mujeres de 15 años en adelante había sido víctima de violencia física por algún agresor, cifra que aumenta a 43.9 % si hablamos de la pareja.
Reconocernos con el derecho a exigir nuestros derechos es la forma más pura de amor propio y reconocer nuestro derecho a tener una vida vivible es el punto máximo de ese amor.
En 2018 una iniciativa comenzó a hacer ruido en el país, la propuesta era que el día 3 de noviembre se honrara a las más de 3 mil mujeres asesinadas al año sólo por ser mujeres.
Cuando alguien se encuentra en una relación violenta, la violencia se acrecienta cada día y la víctima se vuelve cada vez más dependiente, tiene más miedo de hablar, de irse o de denunciar.
Cuando vivía con el padre de mi hija vivía sospechosa de los momentos felices, eran como momentos de sol en época de lluvias, a menudo me preguntaba, “A ver en qué momento se enoja y por qué”.
En medio de un año bastante movido, donde nos hemos encontrado más días dentro de casa que fuera de ella, se observa una constante hoy muy visible; la violencia doméstica / intrafamiliar es un problema grave en México y el mundo.
Se enseña desde pequeños que un hombre debe de aguantar bien el consumo de las copas, mientras que se descalifica socialmente a aquella mujer que se ha excedido en su consumo. Incluso, cotidianamente, se justifican abusos sexuales y otros tipos de violencia hacia la mujer por su estado etílico.
a violencia en las relaciones funciona como un ciclo, que se repite cada cierto tiempo y se vuelve cada vez más frecuente: Tensión – estallido – luna de miel.
Después de terminar mi última relación violenta, me preguntaba; ¿Por qué tuve que encontrarme con una persona así?, ¿Por qué casi todas las mujeres que conozco también tienen o han tenido un agresor en su vida?, ¿Es posible tener una relación sin violencia?
Él era un caballero, amoroso, entregado. Ella, dulce, inteligente y muy trabajadora. Una pareja envidiable, pero lo que ves de las puertas del hogar para afuera dista mucho del infierno que se vive adentro.