«Nos hemos enfocado tanto en las dietas que olvidamos que somos seres multidimensionales que viven, respiran y digieren la vida mediante nuestras emociones, ideas y sentidos».
Tenía aproximadamente 13 años cuando mi mamá, me contó que un hombre la seguía constantemente cuando ella regresaba a casa tras llevarme a las clases en la escuela secundaria.
Una de las secuelas de haber estado en una relación violenta es que seguimos viéndonos a nosotras mismas con los ojos del agresor, sus palabras nos juzgaron durante tanto tiempo que de pronto parecen que son nuestras ideas, convirtiéndose en pensamientos nocivos que dañan nuestra autoestima.
Estar ahí es un revoltijo de emociones: felicidad, tristeza, enojo, desesperación, esperanza. No importa si eres feminista o no, ver a miles de familiares y amigos pedir justicia por sus víctimas te hace mirar el problema bajo el sentir de esas personas.
Nunca es tarde para el feminismo A sus tardíos veintes, Plaqueta se acercó al movimiento y, desde entonces, intenta mantener una mirada feminista, antirracista y clasista que, aunque imperfecta, la mantiene en constante aprendizaje.